Navegando el otro día por el blog de unos de mis grandes hermanos, que más abajo citaré, me topé con una entrada que no pudo evitar arrancarme una sonrisa. El susodicho escrito trataba nada menos que de actores que deberían desaparecer de la faz de la tierra y proponía pícaramente elaborar entre sus parroquianos una lista de los maltrechos comediantes. La sucesión de nombres era cuanto menos controvertida, logicamente, dado que si todos opinasen igual este blog no tendría sentido mis pequeñas mierdecillas, puesto que no seriais Sacrificios Humanos, sino basura y (yo no me codeo con excrementos).
El caso es que me dispuse feliz e ilusionado a aportar mi granito de arena cuando se me ocurrió, pobre de mi, leer los comentarios de los, ejem, "agregados culturales". No me concierne a mi, pobre visionario, criticarlos a ellos, mas descubrí sorprendido un detalle, que es lo que nos trae hoy a aquí.
El mundo del cine ha cambiado, mutado, incluso evolucionado hacia una especie de diferenciación que nos lleva inexorablemente a un pobre ejercicio de selección y marginación entre lo que consideramos bueno y profundo y lo fétido y superficial. En nuestra tierna infancia, la flor de la ingenuidad nos hacía amar héroes deleznables, fascistoides y cargados de testosterona que el sentido común nos ha llevado a rechazar, criticar y repudiar. ¿Madurez, crecimiento interior? Yo creo que no.
Conan, Rocky, Cobra o Terminator se mezclaban con Gokuh o el Caballero Pegaso en juegos pueriles donde corríamos los unos detrás de los otros intentando, con ese gran juguete llamado imaginación que más de uno dejó olvidado hace tiempo en un banco perdido de su mente, determinar quién era más poderoso y por ello quién ganaba en el recreo. Mirabamos con ojos vidriosos macarradas yankis sin más aspiraciones que crear una erección de orgullo dentro del género másculino, rogando ser en el futuro tan duros y fuertes como ellos. Deseabamos su vida, su aspecto, su ser, mientras conformábamos inconscientes lo que luego sería nuestra preciosa personalidad.
Sin embargo los años nos han hecho cambiar. Stallone y Schwarzenegger son poco más que dos fascistas acabados. Van Damme y Steven Seagal chulos de playa posturitas. Chuck Norris... Bueno, este es un caso aparte (todo el mundo sabe lo duro que es). Ahora hemos crecido y sus grandes obras nos parecen parodias de una época decadente que solo vale para reirse nostálgicamente al calor de un buen canuto.
Pues bien, he aquí mi revindicación: Viva estos grandes hombres y sus enormes obras. Viva el gran regalo que le han hecho al mundo. Ellos nos dieron el don de la superficialidad, del placer por las cosas mundanas. Nos enseñaron una parte del ser que todos debemos tener dentro y que esta asquerosa sociedad nos ha arrebatado: lo primitivo, lo violento, lo viril. Estoy harto de basuras con música de soniquete y planos calculados para mostrar una pseudosensibilidad que apesta. Me hincha los cojones tanto culoflor hedonista en busca del plano perfecto, tan preocupado en perdurar en una historia tan podrida como la nuestra que ha olvidado lo que realmente es.
Somo humanos cojones, salimos de cuevas donde viviamos en armonía luchando por sobrevivir, valientes y enteros, sin preocupaciones mundanas ni aspiraciones superfluas. ¿Por qué rechazamos algo tan nuestro como nuestros instintos más bajos, por qué intentamos alejarnos de ellos esgrimiendo un argumento tan falso como es la razón? Los griegos la inventaron y sin embargo follaban con animales y lo ocultaban achacándoselo a los dioses. Me maravillo de mi especie, de mi raza humana, de mi ser. Estoy hecho de carne, huesos, sangre, violencia y ánsias de supervivencia. Estoy hecho de testosterona, lágrimas y sudor. Estoy hecho de vida y muerte.
Salve a vosotros, heroes del pasado, que gracias a vuestro legado he aprendido la importancia de mantenerme como realmente soy y no como quieren que sea. Salve a Cobra y al Teniente Duch por enseñarme que un hombre puede soñar con ser superior, más fuerte, más duro, mejor. Salve a todos aquellos que me han enseñado que la lucha no es mala porque está tan enterrada en mi alma como comer o cagar.
Pequeñas mierdecillas, dejad de ser hipócritas. Todos hemos crecido con ellos, todo los hemos adorado. Demosles ahora la misa de réquiem que sabemos que se merecen. Este es mi pequeño granito de arena; habrá que ver el vuestro.
Que os jodan (a fuego)
http://www.etceterama.wordpress.com/ ----> fuente
2 comentarios:
Ejem...leíste el comentario número 8 de la entrada, mi buen Goth?
"8 luisdefran:
Por otro lado jamás metería en la lista a Silvester Stallone, Arnold Schwarzenegger ni a Jean-Claude Van Damme. Son masas informes de músculos, sudor y sangre, lo sé, pero ¿cómo serían nuestras vidas si no pudieramos disfrutar de macarradas del tamaño de “Cobra”, “Rambo”, “El Último Gran Héroe” o “Van Damme’s Inferno”? ¡Esta gente es necesaria en el mundo del cine! ¿Alguien osa discrepar?"
Y ninguno de ellos está en la lista, querido jabonero. Únicamente Chuck Norris, que no me jodas, no está a la altura del Terminator ni de Rambo y ni mucho menos a la altura de toda la mitología creada en torno a él.
He dicho.
1 abrazo, t quiero bro
Por supuesto que lo leí hermano Kepch y ya sabía de buena tinta que eras de los míos. Sin embargo a lo largo de los años he sido consciente de como a mi alrededor la gente cambiaba a unas opiniones digamos... más elevadas. He aquí el porqué de mi escrito.
En cuanto a Chuck Norris... No puedo evitar ser un mitómano, y tras leer más de novecientas razones en la Frikipedia de porqué Chuck Norris es el tío más duro del mundo (http://www.frikipedia.es/friki/Chuck_Norris ¡leedlo, no tiene precio!, ¡El gran regalo de los frikis al mundo!), no puedo evitar situarlo en un plano existencial extremadamente elvado. Además no olvidemos que se dio unas buenas ostias con Bruce Lee, y todo el mundo sabe que hay que ser muuuuuy macho pa ostiarse con el tito Bruce.
Yo también He Dicho
Enorme broda!
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